La mujer alta.
Sebastián llevaba tres horas manejando en la carretera. Había salido de su casa exactamente a las 6:40 de la mañana, no desayunó, tampoco se tomó un café. Pensaba hacerlo en alguna parada oportuna en la carretera, pero ya había pasado varios restaurantes y en ninguno se había detenido. Quería llegar lo más pronto posible. Sebastián estaba huyendo, pero él no lo sabía. A través del parabrisas, a lo lejos, pudo distinguir nubes de color gris extendiéndose a través de la…