Una tumba y un gato que observa
El otro día escribí este cuento, pero creo que este es el lugar correcto para que se quede. La lluvia no dejaba de caer, era implacable y parecía como si castigara aquellas dos figuras en medio de aquel viejo cementerio. Un gato negro se había colocado encima de la tumba, no le importaba la fría lluvia. Sus amarillos ojos se clavaron en aquel par de hombres desde que empezaron a cavar, los tenía muy nerviosos. Ambos se preguntaban: ¿por…