The black swordsman y el paso del tiempo: Berserk.
Nota: Este ensayo puede contener pequeños spoilers de Berserk.
Siempre encuentro difícil hablar de esa particular obra que tanto me apasiona, obra que me marcó. Me faltan palabras o no las uso adecuadamente, el momento no fue acertado o me ganó la pasión desmedida y sueno como un fanático religioso.
Pero tomando en cuenta que compartir lo que nos apasiona puede generar conexiones por ende comunicación, aquí voy:
Berserk es un manga publicado desde 1989 por Kentaro Miura. El manga se ha adaptado tres veces al anime con resultados muy mixtos. Siendo la versión de 1997 la más atinada en capturar la esencia del manga, aunque solo se adaptara uno de los arcos, el más importante: The Golden Age.
La peor adaptación es la de 2016, dejándonos solo un gran Soundtrack, dos excelentes Openings y un montón de memes por lo desastrosa que fue la calidad de la animación.
La historia trata sobre Guts y su vida o, mejor dicho, de su miserable vida. Situado en un contexto medieval/mágico seguimos el viaje de Guts desde que era un bebé que nació del cadáver colgado de su madre para después convertirse en un joven mercenario y capitán de la banda de los halcones, hasta su viaje en busca de venganza. Es un personaje muy icónico, tiene una gran espada que parece imposible de manejar, y si ustedes han visto algún personaje cargando con una enorme y ridícula espada de seguro está basado en este personaje (cof cof cloud ff7), pero no solo eso, el trabajo de Miura ha influenciado muchas cosas, entre ellas una de mis sagas favoritas de videojuegos, Dark Souls.
Pero estos datos ya muchos lo saben, de lo que quiero hablar es de las tres diferentes etapas de mi vida en las cuales he leído el manga de Berserk.
La primera vez fue durante mis días de la universidad. Días en los cuales (como buen muchacho ingenuo) pensaba que mi gusto por un bonche de películas, escuchar música extrema o depresiva y leer novelas desconocidas para los demás, me hacían mucho mejor persona que todos los que me rodeaban. El manga y anime de Berserk llegaron a mí a través de Ricardo, un amigo que conocí en la universidad, compartíamos gustos e ideas (muchas de ellas algo tontas) sobre muchas cosas. Era una época con muchos tumultos y sobresaltos, comenzaba a ver las cosas distintas, buscaba mi identidad, pero sobre todo era una época en la cual tenía mucha rabia dentro de mí. Me llevaba terrible con mi familia, fueron los días más fuertes de mi terapia psicológica y estaba pasando por un conflicto con mi novia de aquél entonces. La historia de Guts, resonó mucho en mí. Recuerdo tardes enteras leyendo el manga mientras escuchaba Death metal, fascinado con esas escenas de acción, con la violencia y con la determinación de Guts. Me juntaba a platicar durante horas con Ricardo, bebíamos y hablábamos de Berserk, pero lo que más resaltábamos era la rabia, la rabia que te hace avanzar y vencer a tu enemigo. Eso tomé de Berserk en ese tiempo, solo eso.
La segunda vez que leí Berserk los días de la Universidad ya habían quedado atrás. Tenía una nueva relación, trabajaba en una empresa con mis amigos. Seguía escuchando la misma música, pero no me sentía especial por eso. Me había mudado de la casa de mis padres, tenía nuevas obligaciones, responsabilidades, pero la rabia, ni la tristeza se habían ido del todo. En ese entonces me distancié por completo de mi mejor amigo, hubo en evento que me rompió por completo y no tuve la madurez para enfrentarlo de una manera distinta a como yo conocía en aquel entonces. Volvieron de nuevo la rabia y el miedo, pero ahora me sentía traicionado, estaba muy dolido. Volví a Berserk buscando bálsamo, buscando lamerme las heridas refugiado en mi burbuja. Encontré ahora el sufrimiento de Guts, su soledad y aislamiento, sólo podía responder con violencia porque era lo único que conocía, pero también vi que Guts tenía mucho miedo y dolor, en ese tiempo solo eso vi en Berserk.
Ahora estoy leyendo por tercera vez el manga y hay varias cosas que veo por primera vez. Nietzsche se encuentra entre sus diálogos, su filosofía esta esparcida por el mundo de Berserk. Hay mucho simbolismo, desde la mano que sostenía la resurrección de cierto personaje, hasta el halcón que vuela a lo alto anunciando la llegada de una nueva época para la humanidad y de cómo todos tienen que temer al que carga con la gran espada y viste de negro, la definición del bien y del mal absoluto, de cómo el hombre es responsable de crear a dios y engendrar el infierno.
Pero hay algo de lo que apenas me doy cuenta y es que Guts ha perdido mucho. Un ojo, un brazo, amigos, camaradas de guerra, se ha quedado solo una y otra vez, pero sigue caminando, sigue agitando su gran espada. Al principio Guts era un completo imbécil, sádico, no permitía que nadie se le acercara, se encontraba aterrado. Hay una escena en particular en donde Guts comienza a reflexionar sobre su lugar en el mundo. Todos sus compañeros conviven en un gran campo de pequeñas fogatas y el admira ese fuego desde una pequeña colina; el piensa que esas pequeñas fogatas es un gran mar de fuego que alimenta el sueño de Griffith, el se da cuenta que no tiene eso, un sueño propio, y que tiene que buscar sólo su propio camino. Es una gran escena.
Conformé la historia avanza, Guts también lo hace. En los últimos volúmenes del manga ya no camina solo, hay muchos que se unieron a su viaje, personajes igual de complejos que él, personajes rotos que cargan con mucho dolor y no encuentran su lugar en el mundo. Y no me había dado cuenta en todas esas veces que leía con anterioridad de que Guts comenzó a sanar, claro que su rabia y dolor continúan ahí, pero no es necesariamente lo único que lo hace caminar hacia adelante. Ahora es algo más, hay algo más.
La mirada de Guts a través de los años.
Berserk conquista el descarado nihilismo que plantea en sus páginas con el dolor de la existencia, logra plasmar en varias capas, la complejidad de sobrevivir.
Creo y quiero pensar que este es uno de los tantos mensajes que tiene Kentaro Miura con su obra, la esperanza, porque cuando Guts comienza a sanar los otros que lo acompañan también lo hacen. El camino ha sido largo, pero todo lo que se ha sacrificado no ha sido en vano, toda la sangre que se derramó no ha sido en vano, todas las lágrimas, las pérdidas, las derrotas, las traiciones, las alegrías, las risas, las despedidas y los encuentros. Nada es en vano, al final sanaremos si escogemos hacerlo, porque detrás de un mundo sumido en el caos de la guerra y la crueldad, podemos sanar.
Guts decidió hacerlo, por él, por los que lo acompañan y por lo que ama. Y en el proceso se volvió mucho más fuerte.
Esto es lo que estoy encontrando la tercera vez que leo Berserk, una historia que he leído en diferentes partes de mi vida y no deja de darme algo cada vez que me sumerjo en sus páginas. Creo que esa es una de las grandes cualidades de una gran obra.
The thing about hatred…it’s the place where people who can’t look sorrow in the eye without wavering run off to.
Berserk Vol. 17